07-05-2018

Si Evita viviera… Hoy cumpliría 99 años

Por Fernando Del Corro (*) – Columna de la Agencia Telam

“Y aunque deje en el camino jirones de mi vida yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”. El 7 de mayo de 1919 nacía en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, María Eva Duarte. «Evita», bautizada así por sus queridos descamisados, cumpliría hoy 99 años.

Fernando del CorroEn la zona rural de la localidad bonaerense de Los Toldos el 7 de mayo de 1919, 99 años atrás, vio la luz una niña que con el correr de sus escasos 33 años de vida se convirtiera en la mujer con más poder transformador en América Latina, algo que utilizase para encarar trascendentales reformas económico-sociales no sólo para las mujeres, cuyo rol agigantó, sino también para el conjunto de la sociedad.

Su primera historia ha generado grandes confusiones entre sus biógrafos, alguno de los cuales proponen como lugar de nacimiento la ciudad de Junín a la que, tal vez, haya viajado su madre soltera, Juana Ibarguren, para tener el parto, y hasta se supone que su primer nombre fue Eva María Ibarguren, cambiado tiempo más tarde por el de María Eva Duarte, al ser reconocida oficialmente por su progenitor, el campesino Juan Duarte.

Pero si bien hay contradicciones sobre si nació en Los Toldos o en Junín y si se apellidó inicialmente Ibarguren o Duarte, de lo que no quedaron dudas fue de su hechos a lo largo de sus 33 años de vida, la misma cantidad que se atribuye al mismísimo Jesucristo y a Alejandro Argeida, el gran rey macedonio Alejandro III, «El Magno», sobre quienes también hay discrepancias históricas, más no de sus respectivas herencias.

Evita, como pasó a denominarla el pueblo, supo de la protección paterna y de la pobreza tras la muerte del mismo y de la crisis mundial de 1929 lo que obligó a su madre a trasladarse a Junín donde ya, en 1930, demostrando sus prontas convicciones, la niña, al día siguiente del golpe de estado que derrocó al presidente Juan Hipólito Yrigoyen, concurrió a su clase en la escuela primaria vestida de luto. Otro golpe, el de 1955, hizo desaparecer, al poco tiempo, su cadáver, que estuvo enterrado en Roma con un nombre fraguado.

A los 15 años llegó para quedarse en la hoy Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde había sido asesinado por la tortura su novio, el sindicalista Damián Gómez, y desde entonces, con los tropiezos del caso, fue iniciando una carrera artística que dio su primer paso el 28 de marzo de 1935 en la compañía de Eva Franco con la obra «La señora de los Pérez» y cuya actuación mereció del diario «Crítica» la calificación de «Muy correcta en sus breves intervenciones».

El 22 de enero de 1944 su carrera artística la llevó a conocer al entonces coronel Juan Domingo Perón, secretario de Trabajo y Previsión de la Nación, en el estadio Luna Park durante un acto en homenaje a las actrices Niní Marshall y Libertad Lamarque, y de allí en más, además de su esposa y compañera, fue una decisiva impulsora de numerosas decisiones que se adoptaron en el marco de un país en el que se había acelerado fuertemente el proceso de industrialización iniciado medio siglo atrás.

No había concluido la escuela primaria pero era una apasionada por la escritura y así se convirtió en una habitual colaboradora del diario «Democracia», cuya adquisición por el Estado había impulsado a finales de 1947, y en cuyos artículos se remarcó su concepción social con títulos como «El pueblo quiere soluciones argentinas para problemas argentinos», «El deber actual de la mujer argentina», «Olvidar a los niños es renunciar al porvenir», «Ayuda social sí, limosna no» y «La mujer argentina apoya la reforma», entre otra enorme cantidad.

El 28 de agosto de 1948 dio a conocer su «Decálogo de los Derechos de la Ancianidad» en el que analizó cuestiones como la vivienda, el trabajo, la alimentación, la asistencia, la vestimenta, la recreación, la salud física y moral y otras que hicieron que la Organización de las Naciones Unidas los hiciesen suyos en 1991 pero que en su momento hicieron que diarios franceses le solicitasen artículos que fueron titulados «El mundo no puede ser insensible a la suerte de los ancianos» y «Emoción cristiana y justicia social».

El texto del decálogo fue incluido en la Constitución Nacional de 1949 como Artículo 37 y más tarde, en 1951 y 1952, respectivamente, publicó los libros «La razón de mi vida» y «Mi mensaje», cuando ya se encontraba afectada por el cáncer que la llevara a la muerte el 25 de junio del mismo 1952.

Apenas tres días después de la victoria de Perón en las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 pronunció su primer discurso para agradecer a las mujeres que habían apoyado la candidatura de su esposo y allí adelantó su posición acerca del voto femenino cuyo proyecto hizo enviar prontamente al Congreso de la Nación donde fuera aprobado un año más tarde.

Claro que el voto femenino convalidó un reclamo de aclaración sobre la utilización del masculino como denominación genérica del término «hombres» que hiciera la médica ítalo-argentina Giulia Maddalena Angela Lanteri, más conocida como Julieta Lanteri, la que ganó un juicio en la materia y pudo votar en 1911 en una mesa presidida por el historiador Adolfo Saldías y también en 1919 integró la lista de candidatos a diputados nacionales del Partido Socialista; y algo que ya regía desde 1927 en la Provincia de San Juan desde el mandato del gobernador Aldo Cantoni.

Durante su gira europea de 1947 Evita se entrevistó con el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli, el futuro Papa Juan XXII quién, tras escuchar sus ideas, le señaló: «Si de verdad lo va a hacer, le recomiendo dos cosas: que prescinda por completo de todo el papelerío burocrático y que se consagre sin límites a su tarea», y ella lo hizo.

Colaboró con el desarrollo de los sindicatos, impulsó la educación y ayudó al desarrollo de una gran cantidad de personas, en particular de mujeres, que vivían en la pobreza, pero no mediante limosnas sino implementando el emprendedurismo para lo cual creó la fundación que llevó su nombre que proveía, por ejemplo, de máquinas de coser generando pymes que crecieron con el tiempo, cooperativizándolas y a las cuales adquiría las prendas que elaboraban y no alcanzaban a vender por su cuenta.

Su labor mereció el interés de la futura primera ministra de Israel, Golda Meir, por entonces ministra de Trabajo, quién la visitó en 1951, interesada en su política productiva, de hecho heredera del accionar de la reina Isabel I de Inglaterra, la hija de la plebeya Ana Bolena, quién con su Ley de Pobres de 1601 transformó social y económicamente al luego Reino Unido.

Como las legendarias Ismat ad Din Khatum, la esposa del sultán kurdo Salah ad Dyn (Saladino); y particularmente la chipriota Teodora, esposa del emperador bizantino Justiniano, se ocupó de atender las necesidades de los más necesitados mediante importantes transformaciones haciendo suya la afirmación del gran filósofo cordobés Ibn Rusd, más conocido como Averroes, quién planteara en el Siglo XII, la necesidad de acrecentar el poder político de las mujeres, algo que en ese mismo siglo hizo la Confederación Iroquesa de América del Norte cuando en su constitución de 117 artículos estableció las diferentes funciones gubernamentales de hombres y mujeres, manejando éstas la vida social y económica.

(*) Historiador. Periodista de la Agencia Nacional de Noticias Télam.