15-08-2017

La «opción militar» de Trump podría beneficiar a Maduro

Por Nicholas Casey y Andrew Knoll (*) – Columna de The New York Times

Nick Casey y Andrew KnollCuando Donald Trump mencionó el viernes la idea de una intervención militar en Venezuela, el país lo tomó como una amenaza conocida.

Durante años, los líderes venezolanos han hablado del peligro latente que representa Estados Unidos. Han dicho que aviones espías estadounidenses sobrevuelan cerca de la frontera; que los diplomáticos estadounidenses tienen planes para asesinar a los líderes del país. En momentos de crisis interna, los altos funcionarios de Venezuela han dicho que Washington está planeando una invasión.

Aparte del círculo leal al presidente Nicolás Maduro, muy pocas personas creían en estas teorías conspirativas, pero las declaraciones de Trump de que está considerando una “opción militar” pueden encontrar un terreno fértil en los reclamos más descabellados del gobierno venezolano.

“La teoría de guerra de Maduro será mucho más sólida y creíble”, apuntó David Smilde, analista en la Oficina para Asuntos Latinoamericanos en Washington. “Esto sin duda impulsará su coalición”.

El viernes, después de que una reunión con el secretario de Estado, Rex Tillerson, Trump dijo por primera vez que podría usar al ejército de Estados Unidos para intervenir en la crisis de Venezuela, que ha dejado 120 personas muertas en lo que va de este año.

“Estamos en todo el mundo y tenemos tropas en todo el mundo, en lugares que están muy muy lejos”, dijo Trump. “Venezuela no está tan lejos y la gente está sufriendo y está muriendo. Tenemos muchas alternativas para Venezuela, incluyendo una opción militar, de ser necesario”.

El ministro venezolano de Defensa, Vladimir Padrino López, calificó esta declaración como un “acto de locura”.

El canciller Jorge Arreaza dijo que las declaraciones “belicistas” y “temerarias” buscaban “arrastrar a América Latina y al Caribe a un conflicto que alteraría permanentemente la estabilidad, la paz y la seguridad” de la región.

Las tensiones actuales en Venezuela surgieron a partir del plan del presidente Maduro de consolidarse en el poder. El 30 de julio se realizó una elección de los integrantes de un nuevo organismo, la Asamblea Nacional Constituyente, que le daría el derecho al gobierno chavista de mantenerse en el poder sin oposición hasta por dos años, periodo en el que se reescribiría la Constitución.

Conforme la fecha de la votación se acercaba, Trump advirtió en repetidas ocasiones que no toleraría que se llevaran a cabo y emitió sanciones contra altos funcionarios del gobierno de Maduro. Después de la elección, la Casa Blanca sancionó a Maduro y el viernes se negó a tomar una conversación telefónica que el mandatario venezolano quería sostener con Trump.

Pocos analistas consideran que Estados Unidos tenga intenciones reales de usar su poder militar en contra de Venezuela. Aunque Trump haya intentado lanzar una advertencia para contener al gobierno venezolano, estas podrían tener el efecto contrario al fortalecer la teoría de Maduro mientras acaba con el disenso y culpa a Washington por la crisis económica, de acuerdo con analistas.

“Son amenazas vacías”, afirmó Shannon K. O’Neil, especialista en América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores. “Y como son amenazas vacías, Maduro no enfrentará consecuencias nuevas si endurece su postura, tanto retóricamente como en contra de la oposición”.

Incluso antes de las declaraciones de Trump, la mano dura del gobierno en contra de los disidentes se estaba agravando. El miércoles, David Smolansky, el alcalde opositor de un distrito en Caracas, fue sentenciado a 15 meses de prisión por desobedecer las órdenes de acabar con las manifestaciones. Smolansky es uno de cinco alcaldes opositores que han recibido las mismas penas.

El viernes, la Asamblea Nacional Constituyente avanzaba en sus esfuerzos para establecer la llamada Comisión de la Verdad, que funcionaría como un nuevo tribunal para investigar delitos. Muchos miembros del partido chavista de Maduro han dicho que pretenden usar dicha comisión para enjuiciar a quienes protestan en contra del gobierno, que califican como “terroristas” y los acusan de recibir apoyo de gobiernos extranjeros.

Para O’Neil, las declaraciones de Trump también podrían ayudar a Maduro en el exterior pues hasta ahora las acciones del mandatario venezolano han sido ridiculizadas por países vecinos, como Argentina y Brasil, que alguna vez fueron aliados ideológicos de Venezuela.

Sin embargo, Trump —quien probablemente es aún más impopular en la región— podría arriesgar esa solidaridad al retomar el lenguaje bélico de otras décadas cuando Estados Unidos derribaba presidentes latinoamericanos y el Departamento de Estado calificaba a la región como el “patio trasero de Estados Unidos”.

“Estas amenazas serán interpretadas a través de un prisma histórico”, señaló O’Neil.

Los aliados del gobierno chavista de Venezuela en la región respondieron con rapidez a los comentarios de Trump.

“Ahora sabe el mundo, quienes estaban contra Maduro solo buscaban la intervención militar del imperio”, escribió en Twitter Evo Morales, presidente de Bolivia, la mañana del sábado.

Aunque Maduro aún no ha respondido a las declaraciones de Trump, su hijo, Nicolás Maduro Guerra, dijo el sábado durante una sesión de la constituyente —de la que es miembro: “si se diera el supuesto negado de mancillar el suelo patrio, los fusiles llegarían a Nueva York, señor Trump, llegaríamos y tomaríamos la Casa Blanca”.
Eva Golinger, una abogada estadounidense que era cercana al expresidente venezolano Hugo Chávez, dijo que las declaraciones de Trump serían vistas como una escalada en la agresión de los mensajes estadounidenses en contra de los chavistas. Por ejemplo, en 2002 Estados Unidos no condenó de inmediato un golpe de Estado fallido en contra de Chávez y en 2015 calificó a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria”.

“Pero la mayor parte de esta intervención era más discreta y casi clandestina”, dijo Golinger. “Trump ha llevado esto un paso más allá”.

(*) Reporteros de The New York Times.