16-08-2013

La elección de los aparatos

Por Ricardo Salas (*)

Ricardo Salas

En términos políticos, claramente estamos en vísperas de una interna por la sucesión de poder del peronismo de cara a la elección presidencial de 2015, con un kirchnerismo casi en retirada, pero que pretenderá ser parte de ese proceso.

Por un lado, el candidato a diputado nacional del Frente Renovador, Sergio Massa, como gran elector en las elecciones primarias de la provincia de Buenos Aires; y por el otro, el gobernador Daniel Scioli, quien, sin ser el heredero natural del kirchnerismo duro, aún puede proyectarse como referente del peronismo ante la «liga de gobernadores».

A esa primera conclusión parecen llegar varios referentes del oficialista Frente para la Victoria en La Plata.

Ya camino a la elección de renovación legislativa del 27 de octubre próximo, todo parece indicar que será difícil que el oficialismo K pueda revertir la tendencia preliminar en favor de Massa y el FR. En todo caso, lo que puede ocurrir es que ambos aumenten su caudal de votos, ante fuerzas de la oposición que no logran ser el plato principal elegido del menú electoral.

Todo parece indicar que se nacionalizará aún más la elección de octubre, y que, con ese clima de fondo, queda definitivamente firmado el certificado de defunción para cualquier intento por habilitar la reforma constitucional a nivel nacional.

Durante los últimos días, y con la calculadora en mano sobre los resultados que arrojó el escrutinio provisorio en la provincia, los principales actores del arco opositor coincidieron en interpretar el revés electoral del kirchnerismo en las PASO como un anticipo del «fin de ciclo» o el comienzo de una etapa de transición política.

Es que, caída la posibilidad de reformar la Constitución, el kirchnerismo ortodoxo deberá replantearse cómo afrontará las presidenciales de 2015, sin Cristina Fernández como candidata a la «re-reelección».

Desde las primeras horas de esta semana, dentro de la gobernación, Scioli y su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, desplegaron un mapa sobre evolución electoral junto a varios ministros de la Provincia.

La idea es intentar posicionar mejor al primer candidato a diputado nacional por el Frente para la Victoria, Martín Insaurralde, en las legislativas de octubre.

«Daniel tiene autocrítica. No es perdedor», repetían habituales voceros gubernamentales. La estrategia pasaría por «mejorar algunos puntos porcentuales, básicamente en algunos distritos del conurbano, donde en la Casa Rosada sospechan que algunos intendentes jugaron a ‘media máquina’, y consolidar el comportamiento electoral en varias ciudades del interior bonaerense.

Precisamente, un aliado del gobierno nacional como el exintendente de José C Paz, Mario Ishii, aparece en el ojo de la tormenta, tras afirmar públicamente que el resultado de las elecciones primarias del domingo pasado muestra que «la sociedad está enojada con la gestión» presidencial. «De ser un ‘cazatraidores’ del kirchnerismo ahora pasó a retador de Cristina Fernández», bromeaban.

«Octubre será una elección de aparatos. Con un gobierno nacional inyectando una serie anuncios de obras públicas y un espacio ‘massista’ que ya demostró cierto poder económico de marketing», subrayan.

Con una frase de lenguaje infantil, dentro de la gobernación de cale 6 valoran el esfuerzo de Scioli por llevar «a caballito» a Insaurralde. También califican como un acierto la postura del gobernador, que, sin ser candidato, decidió protagonizar la campaña electoral recorriendo, junto al primer candidato en la boleta sábana de diputados nacionales K, cada rincón de la provincia.

Dicen que los índices de imagen positiva de Scioli mejoraron el desconocimiento del joven Insaurralde, logrando de esa manera revertir las encuestas que marcaban una ventaja inicial de más de 10 puntos que le llevaba Massa como principal candidato opositor, para llegar a los resultados que arrojó el escrutinio provisorio de las elecciones primarias del domingo pasado.

Una táctica posible procura invertir la ola de reprobación social que sufrió el gobierno nacional en las urnas, a partir de «una serie de decisiones erráticas», fundamentalmente de funcionarios del área económica como Guillermo Moreno.

«Massa fue el gran ganador en la provincia, porque logró convencer al electorado de que puede ser, como él dice, una continuidad mejorada del kirchnerismo. A partir de ahora habrá que ver si se lograr captar los votos de la clase media con algún tipo de respuesta concreta sobre el impuesto a las ganancias», especulan desde el Frente para la Victoria.

Con «gestión gubernamental y muñeca política», el sciolismo procurará despejar del horizonte los pronósticos de «mal clima» por una mayor diferencia electoral en favor de Massa en la elección de octubre.

Scioli necesita impedir que Massa perfore su proyecto presidencial. Dentro de la sede gubernamental platense creen no tener que volver a soportar los misiles verbales del ultrakirchnerismo, pero al mismo tiempo esperan recibir alguna «prueba de amor mayor» desde el aparato estatal nacional.

Si el oficialismo K no mejora las perspectivas para las legislativas de octubre, también Scioli puede sufrir «problemas futuros» de gobernabilidad en el ámbito bonaerense.

También es rigorosamente cierto que las limitaciones presupuestarias que puedan advertirse con absoluta claridad dentro de varios ministerios de la provincia pueden terminar conspirando políticamente contra la aspiración de intendentes por conservar su cuota de poder municipal en los concejos deliberantes, tras los comicios de octubre venidero.

En las diagonales se supone que, «a título personal», el diputado sciolista Guido Lorenzino salió a decir que el gobernador tiene muchas cosas en común con Sergio Massa. Algunos ministros en La Plata intentaban desautorizar ese coqueteo. El legislador oficialista había trazado una línea de coincidencias entre Scioli y Massa, en especial el estilo dialoguista de ambos.

«Massa es una mala copia del estilo de diálogo que tiene Daniel», decían en calle 6.

En una de esas reuniones del gabinete ministerial de Scioli destacaron la excelente elección seccional que realizó el bahiense Marcelo Feliú en la categoría candidatos a diputados provinciales del Frente para la Victoria. Inclusive, hubo llamados telefónicos de felicitaciones tanto del más alto nivel provincial como nacional.

No era para menos. Proyectando el resultado de la elección de cargos legislativos de las PASO en la Sexta de cara al recambio parlamentario bonaerense, de las 11 bancas en juego en Diputados, el kirchnerismo obtendría cuatro; el denarvaísmo, tres; el massismo y el Frente Progresista, dos.

Muy cerca en cantidad de votos se ubicó la lista de la Alianza Unidos por la Libertad y el Trabajo, que postuló a Francisco de Narváez a nivel nacional, y, en la Sexta, al periodista Héctor Gay.

«En Bahía Blanca volvimos a demostrar que somos la primera oposición», ensayó la senadora Nidia Moirano, tras la excelente elección que el denarvaísmo realizó en la Sexta Sección, como «una clara alternativa al kirchnerismo».

Si en dicho recambio legislativo el oficialismo kirchnerista sale favorecido, desde el entorno gubernamental se entusiasman con disputar la presidencia de la Cámara de Diputados, actualmente en poder del legislador Horacio González, para sostener desde allí los últimos 2 años de gestión de Scioli. Eso tendrá que ver casi exclusivamente con el dinamismo de la política. Pero si el sciolismo logra alcanzar la presidencia de calle 53 en diciembre venidero no será producto de la «rosca legislativa». En el mejor de los casos, podría ser posible si la presidenta decide elegir como «sucesor» al gobernador.

Para esa época del año, también Scioli deberá definir algunos cambios «obligados» en su gabinete ministerial. Por ejemplo, encontrar el reemplazante –podría ser un intendente– del ultra K Gustavo Arrieta, quien dejará el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense en el caso de ser elegido diputado nacional por el Frente para la Victoria. Otra vacante podría darse en la presidencia del Instituto de Previsión Social (IPS), ya que su actual titular, Mariano Casacallares, se presentó como primer candidato a concejal en Almirante Brown. En corrillos platenses, no pocos dicen que existen grandes chances de que el ministro Martín Ferré (Desarrollo Social) vuelva a ocupar su banca de diputado bonaerense, por la que fue elegido en 2011, pero no como un legislador más sino por algún cargo institucional de mayor relevancia dentro de la Cámara Baja. También dicen que, para otro ministro, el gobernador estaría reservando un lugar en el directorio del Banco Provincia de Buenos Aires.

(*) Periodista. Columna del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca.