18-07-2016

El Pingüinazo!!!

Por Claudio Gómez (*)

MonjaClaudio GómezEs más viejo que el cine el recurso de fingir, a través del ropaje, que quien parece que es una cosa, en realidad es otra.

Sin embargo, hay filmes emblemáticos en ese sentido: los que optaron por convertir en religiosos a prófugos de la justicia. Citemos dos (hay muchos). En No somos ángeles (1989), Sean Penn y Robert de Niro escapan de la cárcel y cambian sus ropas por hábitos que les permiten confundirse como monjes en un convento.

Woopi Goldberg elige una estrategia similar y se mimetiza con las monjas de una Iglesia, a quienes les enseña a cantar.

En en Padrino III, el sicario también elige prendas de párroco para confundirse en una ópera.

Más acá, Juan Carlos, interpretado por Eduardo Blanco en el Hijo de la Novia, se viste de cura para desposar al matrimonio imposible.

Ahora, el cine tiene frente a sus ojos un argumento igual de inverosímil: unas mujeres grandes que fingen ser monjas auxilian a un funcionario corrupto a esconder el botín que robó al Estado.

Lo original de este argumento es que las monjas disfrazadas pueden ser condenadas por «confundir» bolsos llenos millones dólares con bolsas de supermercado. Parte del material ya está filmado.

La creatividad es obra de Dios. Tal vez Dios finalmente sea laico.

(*) Periodista y docente.