Desde cuestionamientos a la cabeza de la conducción bonaerense a cumbres del massismo: pasa de todo en el amplio menú del PJ.
Con Cristina Fernández de Kirchner alejada del centro de la disputa y con un Daniel Scioli que parece arrancar de atrás a la hora de hacer valer los votos captados en las últimas elecciones, el peronismo se encuentra ante la urgencia de reacomodarse para mostrarse poderoso en el rol de oposición que le toca atravesar.
Sin un líder claro que pueda reorganizar la tropa, por el momento son varios los que se suman a la lucha por ubicarse como el emblema de un partido golpeado por los resultados de las últimas elecciones.
Es en la provincia de Buenos Aires donde, por el momento, parece posarse el foco de la contienda. Más allá de que el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey o su par cordobés, José Manuel De la Sota, busquen atención, es en el distrito más poblado del país donde el partido comienza a tomar temperatura.
Y en la Provincia son los intendentes lo motores de esta movida, quienes ya tuvieron su prueba de fuego durante las negociaciones que permitieron que finalmente la Legislatura le apruebe el presupuesto a la gobernadora María Eugenia Vidal.
Este puñado de intendentes jóvenes, entre los que resalta el de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, aparece como los portavoces de una oxigenación que el PJ estima necesaria para poder nadar en estas agua profundas.
Ejemplo de ello fue la fallida convocatoria del exintendente de La Matanza, Fernando Espinosa, quien en Santa Teresita, aseguran, mordió el polvo. El argumento: el faltazo de ese grupo de intendentes.
Ni rápido ni perezoso, desde un sector del peronismo ya comenzaron a moverse para desplazar a Espinosa de la conducción del PJ provincial: el intendente de Moreno, Walter Festa, anunció que se lanza por ese puesto.
El jefe comunal, que viene de La Cámpora, aseguró que “el peronismo es muy amplio y en una etapa fuera del poder lo que se está reorganizando es la posibilidad concreta de que el peronismo vuelva a gobernar la Provincia y la Nación. Para eso hay una herramienta que es el Partido Justicialista”.
Quien pretenda quedarse con las riendas, tendrá que apoyarse en los intendentes, los únicos que tienen territorialidad para cubrirse las espaldas. Un juego de tronos a la bonaerense.
Por otro lado, dentro de esa amplitud que menciona Festa, desde el Frente Renovador también están en búsqueda de reorganizar el tablero. Con un Sergio Massa obsesionado en convertirse en la gran figura opositora, en un juego peligroso ya que cuenta con el visto bueno del propio Macri, el espacio que salió victorioso en las elecciones legislativas de 2013 también busca lavarse la cara.
Para eso el hombre de Tigre convocó a sus principales dirigentes a una cumbre el sábado en Miramar. Con la excusa de definir una estrategia legislativa, los massistas se preparan para posicionarse ante lo que viene, en un año que se presenta por demás convulsionado y en el que vislumbran ocuparán un rol importante a la hora de hablar de gobernabilidad.
Según trascendió, asistirán hombres de cada sección electoral, y será el propio Massa quien con un discurso de cierre trace las directrices de un programa inmediato que busca el doble juego: contrapunto del oficialismo y peso específico dentro del PJ.
Tiempos de definiciones en un partido poco acostumbrado a ver todo desde afuera, por lo que las idas y vueltas estarán al orden del día en un espacio que, puertas adentro, buscará dirimir disputas que apunten a alejar fantasmas y apuntar a ubicarse nuevamente en los primeros planos.