Asegura que la investigación de las pinchaduras telefónicas de su semanario , hoy extinto, News of the World, es desproporcionada.
Rupert Murdoch, el magnate de la comunicación cree que la investigación «dura demasiado» y busca acotarla.
El magnate de medios Rupert Murdoch afirmó que la investigación por escuchas ilegales realizadas por sus diarios “es desproporcionada”, de acuerdo a cartas reveladas hoy.
El director de News Corp le escribió misivas a dos parlamentarios de la Cámara de los Comunes en las que se quejó que las pesquisas “están durando demasiado”.
Murdoch cuestionó que hace meses hay allanamientos vinculados al caso y que algunos de sus empleados siguen detenidos sin que se les hayan impuesto cargos.
«No dudo de la profesionalidad de la policía, pero desde la perspectiva de mis abogados, el acercamiento a algunos aspectos de la causa resultaron ser desproporcionados», comentó.
Las cartas a los parlamentarios tuvieron la intención de aclarar unos comentarios realizados en marzo de este año, cuando criticó la investigación y minimizó el delito de pago de coimas para obtener información.
Los dichos fueron grabados en secreto durante una reunión con editores del diario amarillista The Sun y fueron difundidos a fines de junio por la televisión británica.
En ese encuentro el empresario tildó de “incompetentes” a los policías y calificó como una “desgracia” que el caso haya alcanzado a periodistas.
LIMITAR DAÑOS
El legislador laborista Tom Watson, del comité de Cultura y Medios que en 2011 interrogó al magnate, señaló que la justificación enviada a los Comunes fue escrita por los abogados del empresario australiano en un intento de “limitar los daños”.
“Es muy difícil saber lo que trama el verdadero Murdoch”, añadió.
El magnate y varios de sus empleados de confianza, entre ellos su mano derecha Rebekah Brooks, están en el centro de la escena desde 2011 por las pinchaduras telefónicas y hackeo de computadoras que cometió el semanario News of the World.
La publicación dejó de editarse en julio de 2011, pero generó una investigación sobre las prácticas periodísticas en el Reino Unido que recomendó la creación de un nuevo ente regulador para la prensa escrita.
Su creación todavía está en debate, con diferencias entre los propios medios de comunicación y el Parlamento sobre las competencias que tendrán ese organismo de control.