21-09-2013

Cristina en zapatillas

Por Néstor Piccone (*)

Nestor Piccone

Los primeros 30 años de su vida padeció el devenir pendular con que los militares, en nombre del poder real, sometían a los argentinos.

De la cultura juvenil de esos años supo del desprecio por la partidocracia liberal, las opciones político-militares, en las que no abrevó, hablaban de una toma del poder que aparecía como posible entrando a las casa de gobierno, con la fuerza que salía de la boca del fusil.

Con esa experiencia de vaivenes democráticos enfrentados a cada vez más brutales dictaduras; valorando el rol militante se dio a la tarea de acumular poder desde los puestos ejecutivos y legislativos acunada en el peronismo patagónico. Como nadie en la Argentina logró una alianza estratégica para construir poder desde la pareja conyugal.

Ambos sabían que el poder no estaba en el fuego de las metralletas ni tampoco en las oficinas de las casas de gobierno ni en el Parlamento. Detectaron que el poder económico se había concentrado y que junto a los medios eran el poder real.

Desde el ’83, o sea cuando comenzaba su tercera década de vida, junto a él optó por el camino de ocupar espacios respetando las reglas democráticas y la construcción de poder político. Gobernaron Santa Cruz y se metieron en la interna del PJ nacional para disputar una línea política que recogía lo mejor de la juventud de los ’70. Siempre denunciaron a la dictadura y leyeron correctamente que los grupos económicos se habían transnacionalizado y por eso se dieron al trabajo de garantizar la unidad latinoamericana.

Accedieron a los puestos de gobierno con esas certezas.

Cuando en el 2007 desde el lecho matrimonial decidieron que la candidatura a presidenta sería para ella, con ese sólo hecho, se pusieron a todo el establishment en contra.

Tras la debacle del 2001, prohijada por el menemismo y la Alianza, en ese tiempo en el que el poder real dejó de tener liderazgo político, los dos -con una alta dosis de audacia y valentía- pegaron el salto a la presidencia. Desde allí se dieron a la tarea de gobernar, tarea que ningún presidente (desde el ’83) se había atrevido a sostener a fondo. Gobernaron transgrediendo los mandatos de los grupos de poder, sabiendo que, a la larga, ellos intentarían recuperar el poder político perdido a través del mejor Capriles o Piñera que pudieran construir.

Desde esa carrera contra el tiempo le devolvieron a la política la preeminencia sobre la economía, le imprimieron a la juventud una épica que parecía perdida. Causas concurrentes los distanciaron de algunos resistentes de los ’90.Gobernaron por sobre la partidocracia. Eligieron a Clarín como el enemigo principal y cambiaron las reglas del juego económicas sin poder trastocar las estructuras monopólicas instauradas bajo el desguace noventista. El domingo 29 de octubre de 2006, en la provincia de Misiones, perdieron la posibilidad de reelección y esa derrota cultural se consolidó en las PASO de 2013.

El 27 de octubre de 2010 él dio la vida por el Proyecto y la dejó sola frente al desafío de una continuidad política necesaria. Ningún otro político/a de su camada y con esa ideología forjada cuando ella tenía 20 años está en condiciones de acceder al gobierno en 2015 y eso produce pavura en quienes soñamos con seguir recuperando ideas, causas, Estado Nacional y sueños de Patria Grande.

Los candidatos que hoy se promueven con más fuerza: Sergio Massa y Daniel Scioli, fueron concebidos y criados por el eficientismo de la gobernabilidad liberal y no por la ideología de transgredir las reglas de las corporaciones.

Ni Scioli, ni Massa estuvieron en Ezeiza, cuando hace 40 años, la canalla impidió el encuentro de Perón con su pueblo. No corrieron en zapatillas, como sí lo hizo ella, para preservarse de la masacre.

Cuando Néstor Kirchner tuvo que aclarar sus diferencias con Eduardo Duhalde, sin chicanas y alta dosis de realismo dijo que el problema estaba en el conservadurismo. Duhalde era un conservador y nunca se hubiera atrevido a gobernar como lo hicieron y lo hacen Néstor y Cristina.

(*) Periodista, psicólogo. Militante de la Comunicación.