24-07-2013

Apretado pelotón

Por Ricardo Salas (*)

Ricardo Salas

En medio de la ola polar, la campaña electoral de renovación legislativa calentó el ambiente en la provincia. Lo cierto es que estamos frente a un escenario político de discusión política de bajas calorías.

Las tensiones públicas entre el sciolismo e intendentes massistas por las políticas de seguridad ciudadana, descentralización de recursos municipales y el reparto de obras públicas de Nación o Provincia, son parte de esa áspera escaramuza gestual y verbal, que inclusive se trasladó a las redes sociales.

Los chispazos protagonizados por intendentes y referentes nucleados dentro del esquema del Frente Renovador de Sergio Massa y ministros y jefes comunales oficialistas que salieron a defender al gobernador Daniel Scioli, no son indiferentes en Tigre ni en la sede gubernamental de La Plata.

El primer dardo envenenado había sido arrojado la semana pasada por un par de alcaldes municipales ahora en la trinchera del FR, cuando señalaron que «los intendentes nos hacemos cargo de lo que la Provincia no hace» en materia de inseguridad.

Aun cuando es el principal tema de agenda propia, el gobernador –como sus antecesores– es superado por el recrudecimiento del delito, siempre dentro de un contexto de crisis estructural de inseguridad.

La «descentralización judicial» es una de las acciones que decidió la Provincia, «para acercar también la Justicia a los ciudadanos». Dicen que esa medida se complementa con la creación de la Escuela Descentralizada de la Policía como la que se inaugurará en Bahía Blanca.

La decisión de Scioli de «poner la cara» casi como protagonista central de la campaña del Frente para la Victoria abrió una puerta para que el «massismo» haya resuelto concentrar sus críticas en la gestión provincial del «sciolismo», evitando así los cuestionamientos directos contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Scioli y Massa se desconfían mutuamente. Mucho más después de las negociaciones que existieron para conformar un espacio en común y competir en las PASO y las legislativas contra el oficialismo de la Casa Rosada.

Por eso, desde que se «nacionalizó» la fecha del 11 de agosto para los sufragios de las Primarias Simultáneas Abiertas y Obligatorias (PASO) y la del 27 de octubre para las elecciones generales legislativas, Scioli espera que «Massa pierda o gane por escaso margen de votos», para que no perfore la construcción política que él venía edificando dentro del oficialismo para seguir en carrera por la sucesión presidencial de 2015.

Si bien desde el campamento del Frente Renovador manejan números de encuestas muy favorables, en La Plata algunos analistas sostienen que Massa ingresó en una aparente meseta que, si bien no cambia la tendencia, sí permite advertir que el candidato a primer diputado nacional del Frente para la Victoria, Martín Insaurralde, estaría achicando la distancia entre 7 y 8 puntos porcentuales sobre los 11 puntos que inicialmente desnivelaban en favor del intendente de Tigre.

Después de un par de semanas de circular por una calzada resbaladiza, quien se subió a la ruta electoral fue el vicegobernador Gabriel Mariotto. Desde allí señaló la necesidad de ratificar en las urnas el respaldo popular al gobierno nacional. Previamente, tuvo que tragarse el sapo de que la elección presidencial para encabezar la boleta de candidatos a diputados nacionales del Frente para la Victoria haya sido para Martín Insaurralde, enemigo de Mariotto en su pago chico de Lomas de Zamora. En contacto con vecinos del conurbano, el vice sugiere casi sin sutilezas que les cierren «la puerta en la cara» a los intendentes que formaron parte de este espacio –en alusión al modelo nacional y popular– «por especulación y no por convicción», pero que ahora saltaron a las filas del «massimo» tras haberse proclamado en reiteradas oportunidades como espadas K.

Observando de reojo cada encuesta de opinión pública, y con la evidente necesidad de fortalecer la gobernabilidad, no resulta extraño que la administración sciolista haya decidido contestar en duros términos a los intendentes «massistas» que se habían quejado «del supuesto ahogo financiero que padecen de parte de la Provincia».

Primero fue la ministra Silvana Batakis (Economía), quién les endilgó algún tipo de «oportunismo político», pero después fue el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, quién decidió personalizar en Massa el debate.

«Desde que Scioli asumió la gobernación, recibió 540 millones de pesos de aumento en sus transferencias para su municipio. Los 135 municipios han sido beneficiados por las políticas de descentralización de fondos encaradas por el gobernador. Hay tres o cuatro (intendentes) que son ingratos, como Massa, porque la transferencia a los municipios aumentó un 260 por ciento en los últimos cinco años. Que digan que se los discrimina me parece una chicana política barata», descargó Pérez, desde calle 6.

El propio Scioli no deja de poner el acento sobre los «logros en el crecimiento de la coparticipación hacia los municipios», además de subrayar que la Provincia «está desendeudada económica y socialmente». También es rigurosamente cierto que el gobernador, en lo cotidiano, cumple con la obligación mensual de pagar salarios a los empleados estatales.

En marzo último, y sin ayuda proveniente del gobierno nacional, la Provincia cerró la negociación paritaria, y por decreto liquidó la oferta de aumento salarial del 22,6 por ciento en tres tramos que se terminarán de pagar con los sueldos de diciembre próximo.

Dentro de la gobernación reconocen que la disponibilidad de caja es limitada, desde hace mucho tiempo inclusive, para «gastos corrientes». A esa restricción económica y presupuestaria hay que sumarle no pocas «desprolijidades administrativas» que terminan, desde hace más de 4 meses en muchos casos, provocando protestas y cortes de calles en demanda de recomposición salarial entre los trabajadores de los ministerios de Producción y de Asuntos Agrarios, y de la Secretaría de Derechos Humanos, así como otros empleados de distintos organismos que se encuentran en conflictos similares y que están en plena lucha por salir de la situación de precarización laboral, como por ejemplo los tercerizados de la limpieza del IOMA, y personal contratado en Radio Provincia o el Teatro Argentino de La Plata.

«El electorado independiente profundizó las desconfianzas con el kirchnerismo, básicamente, a partir del fenómeno de inseguridad, la inflación, y en tercer lugar las denuncias de corrupción. Eso puede inclinar la balanza», según se desprende del razonamiento opositor.

En las diagonales aseguran que, aunque es prematuro hablar de una tendencia definitiva de cara a las primarias del 11 de agosto próximo, asoma un escenario de fuerte paridad electoral en la Sexta. El dato es la gran cantidad de indecisos. «Hay un pelotón muy apretado», indican.

También algunas encuestas señalan la intención de voto de algunos alcaldes municipales que tienen «un piso interesante». Gustavo Bevilacqua (Bahía Blanca), Marcos Fernández (Monte Hermoso), Javier Garcés (Carmen de Patagones), Gustavo Trankels (Tornquist), Hugo Corvatta (Saavedra), Patricia Cobello (Villarino) y Néstor Hugo Starc (Coronel Rosales), por citar algunos casos.

Para el candidato a diputado provincial por el Frente para la Victoria e intendente de Coronel Suárez, Ricardo Moccero, a los votantes «no hay que convencerlos, hay que mostrarles todo lo que se hizo» en materia de obra pública en la Sexta durante un acto distrital en Tornquist.

Casi a la misma hora, pero en otra superficie de esa serrana localidad, se lanzaba el espacio «massista» con la presencia de los dos primeros candidatos a diputados bonaerenses del Frente Renovador –la bahiense María Marta Corrado y el tresarroyense Pablo Garate– y el jefe de la Fundación Metropolitana, Pedro del Piero, quien actualmente trabaja en la usina discursiva de Massa, además de Carlos Dana, referente en Sierra de la Ventana que se ubica en el octavo lugar de la lista seccional.

«El denarvaísmo pisa fuerte en la Sexta porque no necesitamos vestirnos de opositores para la elección. La gente confía en nosotros como la mejor alternativa, sabe que representamos la única opción capaz de ponerle un límite al oficialismo K, pero fundamentalmente conoce que somos coherentes entre lo que decimos y lo que votamos; entre lo que criticamos y proponemos, y esto –en un país mal acostumbrado a políticos que dicen una cosa y hacen otra– vale muchísimo», repiten los referentes regionales de Francisco De Narváez.

«Las encuestas no reflejan la realidad. Hay una cercanía mucho mas escueta entre los candidatos», coinciden referentes partidarios del espacio del Frente Progresista Cívico y Social bonaerense, que encabezan Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, en señal de divergencia entre los datos difundidos por algunas consultoras –sin considerar las potencialidades regionales y locales que tiene el frente progresista integrado en unidad por el FAP, la UCR, el Gen, la CC– y los índices reales de cara a las elecciones legislativas de este año.

(*) Periodista. Columna del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca.