23-08-2019

Alberto es Fernández

Por Ricardo Jaén (*) – Columna de Infobae

Alberto y Cristina cierre campaña Rosario 3

Ricardo Jaen

En la campaña presidencial de 2015 parte de la estrategia del kirchnerismo era recordar que Mauricio era Macri para ligar al hoy presidente con la historia empresarial y pública de su padre.

Curiosamente, puertas adentro del peronismo, en realidad lo que se le iba a reprochar era que no tuviera «la astucia y el pragmatismo» de aquel inmigrante italiano, que era un ejemplo del típico empresario formado en gobiernos peronistas, siempre listos para hacer «negocios» con el estado y «ayudar» sin ningún miramiento a quien estuviera al frente de él.

En esta campaña, cuatro años más tarde, el ahora partido de gobierno utiliza la misma «regla nemotécnica» para recordarnos que Alberto Fernández es Cristina Fernández de Kirchner. 
También curiosamente, puertas adentro del oficialismo, reconocen que este hábil armador político cuya historia política y laboral estuvo casi al mismo tiempo ligada a Néstor Kirchner y al diario Clarín, difícilmente sea igual a Cristina y mucho menos que sea incapaz de ejercer el poder.

Fernández es el «dato novedoso» que introduce CFK en esta elección, mientras que Pichetto que es la carta espejo del Presidente es demasiado parecido a él y consecuentemente una vez pasada la sorpresa no constituye «novedad».

Fernández sí cambiaba la ecuación Cristina y la vuelta al pasado, mientras que Pichetto reafirmaba el presente de Macri.

Siempre se dio por sentado que la idea de Alberto provino de la Señora (aunque nunca se entendió porque él y en cambio dejar de lado por ejemplo a Felipe Solá o tantos otros que hubieran conseguido el mismo efecto) y no de un «diseñador externo preocupado y ocupado» por el agotamiento del modelo económico que proponía (¿estará bien hablar en pasado?) el gobierno.

Si esto hubiera existido, casi seguro hubiera salido de alguna usina que siempre estuvo cerca del pensamiento desarrollista y que quizás también hubiera soñado que era posible sumar en el resultado electoral, claro que por muy estrecho margen, a la gobernadora Vidal.

Quizás no contaron con la dinámica propia de los acontecimientos, ninguno esperaba tremendo resultado electoral y el adelantamiento de la crisis de confianza, tan poco con el mal humor de Bergoglio por el ninguneo de Vidal estos dos últimos años quien creyó que con su posición anti aborto «compraba protección divina».

Si algo de esto sucedió, no me queda duda que el dato no esperado era Axel Kicillof.

Macri, Vidal, Fernández, Cristina son todos conocidos y hasta casi previsibles en cuanto al arco de posibilidades de su accionar político, pero el candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos es una incógnita hasta para los integrantes de su mismo espacio. Bendecido por la ex presidente como su propia proyección de futuro en la representación de sus ideales, ha logrado mantenerse cerca y lejos a la vez de la agrupación que comanda Máximo y se manifiesta heterodoxo para quienes lo frecuentan para la elección de su futuro gabinete, en caso de ganar, donde algunos imaginan al estilo Macri con el Colegio Newman, el con sus «compañeritos» del Nacional Buenos Aires.

Adopta un estilo de campaña muy similar al de Vidal en 2015, trabajo silencioso, escucha más que habla, se muestra vulnerable ante el poder y trata de recorrer todo lo que pueda cada localidad de la Provincia. Empresarios, intendentes del conurbano, gremialistas, aliados y opositores no tienen la menor idea de cuál es la mirada de este hombre de clase media acomodada que fue el ministro de Economía de los dos últimos años de gobierno de Cristina.

Sin lugar a dudas, es Axel Kicillof la gran novedad que preocupa a propios y ajenos.

(¨*) Analista en riesgo político.