02-02-2014

Gurúes de la hipocresía

Por Alicia Kirchner (*)

Alicia Kirchner 1Si no estuviera escrito, si no existiera la prueba física de lo dicho, si fueran comentarios en la cola del supermercado, resultaría increíble que ciertos formadores de opinión y ex funcionarios pretendan dar cátedra sobre cuestiones que no han sabido resolver.

Y no estamos hablando de una gestión menor. No: estamos hablando de ex funcionarios nacionales y provinciales que ocuparon cargos importantes y, en el mejor de los casos, ese cargo les quedó grande. Sin embargo, indultados de su incompetencia por esos medios que les regalan tinta a cambio de palabrerío, hoy pretenden venir a explicarnos desde una especie de Olimpo cómo tenemos que hacer para resolver los problemas que con aciertos y errores siempre hemos enfrentado.

Yo me pregunto por qué no fueron tan perfectos y efectivos cuando tuvieron a su disposición herramientas concretas, cargos públicos. Existen gurúes que nunca hacen una autocrítica de su lamentable legado, y sin embargo eso pareciera no incomodarlos a la hora de levantar el dedo y permitirse señalar a otros. No me extraña: a más de uno he visto bajar la mirada y quedarse sin palabras cuando, mano a mano, le pedí propuestas concretas.

Existen gurúes que nunca hacen una autocrítica de su lamentable legado, y sin embargo eso pareciera no incomodarlos a la hora de levantar el dedo y permitirse señalar a otros.

Quienes ocupamos cargos en la función pública, estamos en ellos para servir al pueblo y no para servirnos de los cargos. Por eso es importante terminar con la hipocresía de quienes declaman que quieren construir cuando solo quieren destruir y sobre todo tener memoria y recordar que, cuando tuvieron la oportunidad, muchos de ellos no estuvieron a la altura de la historia. Hoy eligen el camino del desánimo y quieren presentarse como los que tienen las soluciones para los problemas de nuestro país.

Se rasgan las vestiduras hablando de la necesidad de terminar con la fragmentación, pero a la hora de la verdad no son capaces de ceder ni un milímetro de su posición de privilegio.

Esta década en políticas sociales, con nuestros aciertos y errores, estuvo marcada por el cambio de paradigma. Desde el 2003 iniciamos un camino de transformación donde las personas y sus familias son sujetos plenos de derechos y el desarrollo humano es el eje central. Los números no mienten, y hoy en la Argentina, sólo para dar un ejemplo, con la incorporación del Progresar tenemos la cobertura de niños y jóvenes más importante de Latinoamérica.

Nuestro anhelo es quebrar definitivamente los esquemas de desigualdad que algunos sectores resisten con toda su fuerza. Para eso trabajamos todos los días y lo seguiremos haciendo con la ayuda de aquellos que entienden que la dignidad de las personas vale la pena.

(*) Ministra de Desarrollo Social de la Nación.