15-09-2018

15 de septiembre, Día Internacional de la Democracia

Por Marcelo Honores (*) – Columna de su muro de Facebook

Marcelo Honores, Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Usuarios de Servicios de Salud de la Provincia.“Con la democracia se cura, se come y se educa”, esta frase pertenece al primer presidente popularmente elegido que sentaría las bases del período democrático más largo de la historia argentina. Y en el Día Internacional de la Democracia, la expresión sigue teniendo plena vigencia: aún hoy constituye el sistema más fértil para la protección y efectivo disfrute de los derechos.

La democracia permite la expresión de la voluntad del Pueblo. Una población que en la actualidad no sólo elige periódicamente a sus representantes mediante el voto, sino que, además, puede participar más activamente en la “cosa pública”. Así, la consulta popular, la iniciativa popular, el presupuesto participativo, son formas útiles de contribuir en la toma de decisiones.

Pero claramente esto no alcanza. Una de las deudas pendientes de nuestro sistema es pensar en herramientas de participación que sean más accesibles para las personas. Ello contribuye a fortalecer las instituciones y a avanzar en una gobernanza más conocedora de las necesidades reales de la población.

Es necesario también operativizar el acceso real a la información pública, como una obligación inexcusable de todos los poderes que componen el Estado, y no como la consecuencia del ejercicio de una potestad por parte de la ciudadanía. Esto es vital para estimular la confianza en las autoridades. La responsabilidad en el ejercicio de la función pública y la consecutiva rendición de cuentas es un derecho del Pueblo en democracia. Y la lucha contra la corrupción, una obligación del Estado, porque la corrupción es, además, una violación grave a los derechos humanos.

La democracia debe, también, ser inclusiva. Este es quizás el mayor desafío de todos. El principio de no discriminación debe atravesar todo el sistema democrático de tal manera que toda minoría también lo viva como el mejor marco para un efectivo disfrute de sus derechos. Ello requiere, impostergablemente, el empoderamiento de todos los sectores y su participación en cada asunto de interés propio.

En especial, la democracia tiene una deuda pendiente con la mujer. La participación igualitaria de la mujer en la función pública, la perspectiva de género en cada legislación que se adopta o modifica, en el diseño de las políticas públicas, en las sentencias judiciales que se dictan. Entendemos que cada estructura del Estado tiene la obligación de no discriminar, y ello también debe ser motivo de rendición de cuentas.

Por otra parte, es importante resaltar el rol que la Defensoría del Pueblo tiene en democracia, porque somos un órgano encargado de intermediar entre las personas y el Estado, y trabajar día a día por la promoción y protección de los derechos de la gente.

Es verdaderamente significativo que hayamos transcurrido casi 35 años en democracia. Con aciertos y desaciertos en este camino, disfrutamos de la estabilidad necesaria para profundizar en los temas pendientes. Con la democracia se cura, se come, se educa, en definitiva, se vive en el ambiente más propicio para el pleno disfrute de nuestros derechos. Ahora es necesario trabajar para que ello se convierta en una realidad para todas las personas.

(*) Defensor del Pueblo Adjunto en Derechos Humanos y Salud de la provincia de Buenos Aires.